Hubo un tiempo en internet donde lo más popular era tener un blog propio, un lugar donde compartir cualquier cosa: ideas, opiniones, inquietudes, aficiones… Estos blogs no estaban centralizados en ningún lugar en concreto, ni pertenecían a una sola corporación.
Cada uno era propietario de su pequeño lugar en la red, y era más o menos consciente de cómo funcionaba, o al menos lo que se necesitaba para tener uno. Sin embargo, el advenimiento de la adopción en masa de los móviles inteligentes propició un declive en este tipo de contenidos.
Allá por 2014 fue cuando la gente empezó a interesarse más por buscar “instagram” que simplemente la palabra “blog”, y es que fue alrededor de ese año cuando se empezaba a disponer de móviles de 200€ o menos, que ya empezaba a ser decentes (como los redmi de Xiaomi).
8 años han pasado ya de ese cruce en la tendencia, y el interés de las masas se ha centralizado en un pequeño grupo de productos creados por empresas que sólo velan por tenernos entretenidos, y de paso, colarnos unos cuantos anuncios.