Hoy he visto en el armario la máquina de escribir que hace un montón de años compró mi madre en un curso de mecanografía. Es gracioso, porque el curso era a distancia, y los ejercicios se mandaban por correo y se devolvían corregidos. Esta máquina es totalmente analógica, sin ningún tipo de mecanismo electrónico o similar. Ahora no tengo ninguna imagen de la misma (quizá en un post futuro), pero el aspecto es similar a esta:
Cuando era pequeño recuerdo haber intentado, sin éxito, aprender a escribir a máquina con ella. Las teclas se hunden hasta profundidades insospechadas, y la fuerza necesaria para pulsarlas, aunque regulable, era demasiada para mis pequeñas manos. Hoy sin embargo las cosas han cambiado, y me he decidido a probar que se siente cuando se utiliza una de estas con un poco de conocimiento mecanográfico. El resultado de mi experimento es algo tal que así:
Para verlo en más calidad, archivo en pdf.
Quizás algún otro día me de otro arrebato, y emprenda un minirelato de ciencia ficción, totalmente escrito con una auténtica máquina de esciribir. Un gesto nostálgico para un amante del género steampunk.