Parece que fue ayer cuando fui por primera vez a una piscina municipal. Que tiempos aquellos en los que la piscina mediana tenía una profundidad asumible y la “grande” era solo para los atrevidos. Recuerdo que se usaban bonos de 10 baños iguales que el de la foto que encabeza el artículo, y a la encargada de la piscina picándolos con una aparato rudimentario pero efectivo.
Pero es ahora cuando se ve un avance, y uno llega desprevenido con un antiguo bono encontrado en un bolso y le dicen que eso ya dejó de usarse hace 3 años (más o menos). Ahora lo que te dan al comprar un bono es una tarjeta de plástico, que solo tiene un código de barras en el reverso, que es leído con un escáner y su información será contrastada posiblemente con alguna base de datos del ayuntamiento.